La invención de la lira




Maya, la hija mayor de Atlas y Pléyone, se unió a Zeus en una cueva del monte Cilene y dio a luz a Hermes. Cuando éste aún se hallaba entre pañales, se escapó de la cuna y, dirigiéndose a Pieria, robó las vacas que estaba apacentando Apolo.
Para que no le descubrieran por las huellas, les puso a las vacas zapatos en las patas y las condujo a Pilos; al resto lo ocultó en una cueva, pero sacrificó a dos y sujetó las pieles a unas rocas. Después, se fue a toda velocidad a Cilene y allí encontró delante de la cueva a una tortuga que estaba comiendo; la limpió y, tensando sobre su caparazón unas cuerdas obtenidas de las tripas de las vacas que había sacrificado. Así inventó la lira.
Apolo llegó a Pilos en busca de sus vacas y preguntó a sus habitantes; ellos le dijeron que habían visto a un niño llevárselas, pero no sabían decir a dónde habían sido conducidas, ya que no habían podido encontrar el rastro.
Enterado gracias a la adivinación de quién las había robado, Apolo se presentó en Cilene ante Maya y acusó a Hermes. Ella lo mostró entre pañales, pero Apolo lo condujo a presencia de Zeus y le reclamó sus vacas.
Cuando Zeus le ordenó devolverlas, Hermes negó que las tenía, pero, como no logró convencerlos de ello, llevó a Apolo a Pilos y le devolvió las vacas. Sin embargo, cuando Apolo escuchó la lira, se la cambió por las vacas.
Hermes, mensajero de los dioses | Web de Mitología ClásicaHermes, mientras las apacentaba, construyó también una flauta y tocaba con ella. Deseoso Apolo de obtener ésta, le entregó un bastón de oro que había adquirido cuando se dedicaba al pastoreo.
Pero Hermes, a cambio de la flauta, deseaba no sólo el bastón, sino también alcanzar el arte de la adivinación. En cuanto hubo entregado la flauta, Apolo lo instruyó en el arte de adivinar por medio de guijarros, y Zeus lo hizo mensajero suyo y de los dioses subterráneos.

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